lunes, 25 de junio de 2012

Las constructoras temen un gran parón a partir de 2013


La principal obra en ejecución en Catalunya, el desdoblamiento del Eix Transversal (C-25), entrará en funcionamiento el primer trimestre del próximo año. Abertis ha abierto este fin de semana el tercer carril de la autopista AP-7 en Girona. Estos dos ejemplos muestran que las grandes obras en ejecución están terminando. A la vista de que no se licita nueva obra, el panorama que quedará a partir de próximo año será “fatal”, según reconoce el ejecutivo de una de las principales constructoras catalanas.
De las obras con un presupuesto mayor de cien millones solo quedarán pendientes la segunda fase del Muelle Prat, que desarrolla la china Hutchison; la estructura y los accesos de la estación del AVE en La Sagrera, que acomete Adif, y el último sprint que está haciendo el Govern para llevar la L9 del metro al Aeropuerto del Prat. El Eix Diagonal, con más de 300 millones, se inauguró a finales del año pasado. Fuera de estos proyectos, “hay muy poca cosa”, según reconocen fuentes de Territori.
Existen actuaciones más modestas, como algunas obras que hará Abertis en la C-32 Nord, Adif en la estación del AVE de Girona y el Ministerio de Fomento en la A-27 entre Tarragona y Montblanc. Todas ellas tienen importes inferiores.
Además, siguen paralizadas –o sin apenas consignación presupuestaria– muchas obras, pendientes de conocerse cómo se financiarán: la prolongación de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) en Terrassa y Sabadell, la finalización de la L9, el desdoblamiento de la N-II en Girona o el Pla de Rodalies, de Adif.
Del corredor mediterráneo, Fomento prevé comenzar a licitar obras en 2013, pero no existen compromisos.
“El próximo 2013 será muy preocupante, aunque ya era previsible por la disminución de la licitación en 2011 y 2012”, lamenta el presidente de la Cambra Oficial de Contractistes d’Obres, Rafael Romero. La adjudicación de las administraciones públicas, que ya se desplomó el año pasado, sigue descendiendo. Entre enero y abril, en Catalunya se encargó obra civil y edificación por 288,5 millones de euros, cifra un 87,8% inferior a la de hace dos años.
Efectos
Esta situación podría desencadenar efectos en dos rondas. A corto plazo, seguirán los expedientes de regulación de empleo (ERE), los concursos de acreedores y los cierres. Pero a largo plazo, según señalan desde otra constructora, las empresas que consigan resistir podrían perder la calificación que les permite concurrir a las obras de cierto nivel.
“El sector puede ser colonizado por empresas de fuera de España”, advierte Romero. Los contratistas temen que el ajuste que se volverá a acometer en los próximos presupuestos estatales y autonómicos, para cumplir el objetivo de déficit, se cebe con la obra nueva otra vez.
El director general del Institut Cerdà, Carles Cabrero, prefiere ver el vaso medio lleno: “El sector no se paralizará el año que viene y la situación no será muy diferente a la de 2011 y 2012”. Cabrero cree que la inversión se recuperará en “uno o dos años” y exige que las obras se planifiquen según su “rentabilidad económica, social y de estructuración territorial; no hay que hacer obra por hacer”.
La disminución de los encargos se traducirá en una mayor destrucción de puestos de trabajo. Hasta mayo, el sector perdió más de 30.000 empleos, en datos interanuales.